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En unas horas estará la hermnadad de la Paz en la calle. Este año llega muy pronto, y espero que seca, porque llevamos ya demasiadas Semanas Santas seguidas lloviendo. En este caso, la estadistica está de nuestra parte: ha llovido en las 6 ultimas Semanas Santas (2002, 2003, 2004, 2005, 2006, 2007) y nunca ha llovido 7 Semanas Santas seguidas, por lo que este año toca ya 😀

El Amor y el dolor, la vida y la muerte, la sangre
y las lagrimas, la carne y el espiritu, la eternidad y la finitud
aquello que se teme y aquello que se aguard, están en la
calle bajo la luz plena de las tardes de marzo y abril
o bajo la luna llena de sus noches tibias y claras.
Se despliega en imágenes, orfebreria, bordados y
terciopelos el arte y la riqueza de la ciudad a
la que afluia el oro y la plata de las Indias.
Suenan musicas desgarradas de cornetas y tambores
tras los pasos de Cristo, y dulces marchas fúnebres, a la
vez románticas y castizas tras los palios. Sobre el lejano origen
medieval, la honda herencia barroca y la suave huella romantica,
triunfa la gracia de la ciudad que se reinventó
a si misma, haciendo verdad su tópico y realidad su leyenda.
Brillan de emoción los ojos de los nazarenos bajo los antifaces.
Caen lágrimas silenciosas de los ojos de los devoto.
Parece licuarse la sangre sobre los cuerpos de madera esculpida
que a la luz de los cirios adquieren la tibia verdad de la carne.
Resucitan las memorias. Una pasión compartida y transmitida
de padres a hijos liga a los vivos con los muertos
y a estos con los que no han nacido.
Estamos en Sevilla, y es Semana Santa.